Aunque parezca mentira, aún se pueden encontrar en el Montseny, rincones
apartados de la presión urbana y por que no decirlo... de la presión
fotográfica. No hace muchos años, entrado el otoño , algunos extraños
personajes recorríamos estos lugares cargados con pesados artilugios casi en soledad, saboreando paisajes
emblemáticos sin presencia humana y
mucho menos fotográfica. Es posible que, el resultado de aquellos trabajos sean
ahora los causantes, junto con el boom fotográfico y la publicación por la red, de la tremenda afluencia de
aficionados que los fines de semana hace casi imposible abrir los encuadres.
Sin duda, se trata de un razonamiento egoísta y nostálgico pero no puedo dejar
de entristecerme cuando veo montones de fotógrafos compitiendo por un puesto
privilegiado para encuadrar. Aquella mañana, pudimos disfrutar con mi amigo
Javier de un rinconcito apartado y de difícil acceso, en total soledad, como
antaño.
qué maravilla! colores otoñales espectaculares. me encantan las fotos!
ResponderEliminarun abrazo
Gracias Hilde. Un abrazo.
EliminarTens tota la raó Vicenç! l'altre dia a les 6:30h al pàrquing de passavets ja hi havia 3 cotxes… ja, ja, jaaa! Ara l'esforç rau en no repetir enquadres ni localitzacions!
ResponderEliminarMolt guapes les fotos i disfruta d'aquests petits racons que encara son "verges" als ulls de la multitud!
Un saludo!
Gracies Francesc, una abraçada.
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