Cuando tu afición, tras años de práctica y aprendizaje, se convierte en una auténtica pasión, no puedes
impedir que ciertas cosas te afecten. Siempre he creído que fotografiar la
belleza del medio natural es una manera
de contribuir y concienciar a la sociedad de
la importancia de su preservación
pero la cruda realidad es que uno, no para de recibir “inputs” constantes de
que eso… ya no es así. En la actualidad,
el mundo digital ha popularizado la fotografía de tal forma que la propia fotografía se señala
como causa de desastre natural y las
acusaciones, no son una rareza. Una parte de esta afirmación es cierta. El
sentido común te dice que la masificación de pequeños rincones no puede ser
beneficiosa por mucho respeto que se le tenga al lugar, pero… no conozco nadie
de mi entorno que no tenga muy interiorizado el concepto de respeto por el
medio natural. El principal problema no es la actividad fotográfica, sin no el
hecho de perseguir con esta actividad, otros objetivos que no son los que siempre
han defendido aquellos que llevan tiempo en esto. La proliferación de concursos
fotográficos sin códigos éticos, la rápida difusión de las localizaciones que
producen las redes sociales , el
incremento de negocios vinculados a la actividad y la
persecución de una popularidad “express”
son realmente los causantes de que las cosas las percibamos de otra manera. El
mensaje que ahora transmitimos, que la sociedad y los nuevos fotógrafos perciben,
ya no es conservacionista ni sensibilizador, si no competitivo… muy
competitivo.
Un claro ejemplo es esta orquídea a la que le tengo un
aprecio especial. Se trata del conocido
vulgarmente como Zapatito de dama, Zueco
o zapato de Venus o de la Vírgen y se denomina en latín Cypripedium Calceolus.
La orquídea es una
flor que desde tiempos inmemoriales ha despertado pasiones en los hombres, pues
en la antigua Grecia se le atribuían propiedades curativas y afrodisíacas.
Aparecen escritos chinos de 1500 años de antiguedad donde se nombra su cultivo,
sin embargo su verdadero descubrimiento como flor ornamental -y el comienzo de
su calvario- ocurrió a principios del siglo XIX, cuando por casualidad llegaron
a Europa las primeras plantas de Cattleya labiata, una especie brasileña. Los
años siguientes, recolectores profesionales Franceses e Ingleses se dedicaron a
saquear inmisericordemente los bosques para dar gusto a las damas y a los
coleccionistas de la época con nuevas y raras especies, dejándolas
prácticamente desaparecidas o en peligro de extinción.
Ahora “Cypry”, es una rareza inscrita en el libro rojo de
especies en peligro de extinción y lo que más me entristece es leer algunos
documentos oficiales que describen los peligros potenciales en esta situación (redacto
literalmente la lista) :
Entre las principales amenazas a esta planta se encuentran:
- La pérdida de hábitat
- La destrucción directa de los individuos por pisoteo
- Excesivas visitas
- Las actividades de senderismo, deportes de aventura y pastoreo que pueden suponer una amenaza para la especie y su hábitat
- Cualquier uso o transformación del suelo o aprovechamiento que pueda producir un daño directo a las plantas o una alteración de su hábitat
- La práctica de la fotografía y de la botánica aficionada o profesional (investigación)
- El pisoteo excesivo del entorno próximo de los individuos pues puede modificar la permeabilidad del suelo
Pues eso…
me afecta...aunque sigo creyendo firmemente en el poder educador de la fotografía de naturaleza.
Beautiful and delicate ...
ResponderEliminar