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martes, 24 de noviembre de 2015

Garceta común (Martinet blanc)


Esta esbelta ave siempre me a parecido tremendamente fotogénica. Su plumaje blanco le proporciona un porte elegante y distinguido que, junto a sus lentos movimientos y sus poses al  acecho de  presas, muestran instantes de gran belleza. Destacar el par de plumas alargadas en la nuca, un penacho de unos quince centímetros que exhiben los individuos en época de reproducción así como un grupo de plumas filamentosas y desflecadas en el pecho y el dorso, llenando los encuadres de una sutil delicadeza. Curioso es que antaño fue víctima de una intensa persecución que tenía por objeto obtener sus vistosas plumas ornamentales, usadas en la fabricación de sombreros.


Son zoófagas y su dieta se basa en pequeños peces, anfibios e insectos (tanto larvas como adultos) acuáticos y terrestres. En menor medida consume crustáceos, lagartijas, lombrices, caracoles, pequeños mamíferos y culebras, buscando sus presas de forma activa, caminando por terrenos fangosos y removiendo nerviosamente el limo con las patas para desalojarlas de sus escondites. Cuando sus presas pasan cerca, estira el cuello con rapidez y lanza con precisión su terrible pico.



Los ejemplares no reproductores carecen de tales ornamentos y el fragmento de piel desnuda junto al ojo es de color gris azulado o verdoso. Este trocito de piel se muestra de un amarillo intenso en época de cortejo.

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