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miércoles, 5 de junio de 2019

Reflexión Animal



La reflexión y la capacidad crítica es un rasgo distintivo de los seres humanos desde donde analizamos y tomamos decisiones. Razón, mente… son elementos que siempre se han asociado a la capacidad reflexiva… pero… reflexionar ¿sobre qué? y ¿para qué?…El primer paso quizá sea respondernos al ¿sobre qué?… ¿Cual es el verdadero objeto de la reflexión?, ¿a qué queremos mirar?, ¿qué queremos conocer?. La importancia de conocernos a nosotros mismos para hacer así un ejercicio más auténtico y honesto en nuestras relaciones personales, con nuestros amigos, en el ámbito familiar, con nuestra pareja, en lo laboral… Conocernos, repercute en cómo ejercitamos nuestra consciencia en aquello en lo que estamos implicados. El siguiente paso es, respondernos al ¿para qué?. Iniciar un proceso de conocimiento personal. Reflexionar nos ayuda a conocer, nos identifica como seres inquietos, capaces que aprender. La reflexión nos ayuda también a poner claridad en aquellos aspectos de nuestra vida que pueden parecer confusos y puede ayudar a clarificar contradicciones o conflictos internos que nos angustian y nos provocan ansiedad o temor.
Los animales con cerebro disponen de un dispositivo natural para calibrar las modalidades sensoriales, lo que les permite producir representaciones mentales de los objetos externos, memorizarlos e incluso engendrar conceptos, según la psicóloga Joëlle Proust, especializada en conocimiento animal. Su trabajo obliga a redefinir las nociones del pensamiento, conciencia y lenguaje, si bien constituye un motivo de reflexión sobre la representación mental que los humanos tenemos de los animales no humanos. Esta constatación es válida para los mamíferos, pero también para las serpientes y los pájaros, si bien los grandes primates son los que ofrecen unas capacidades mentales más próximas a las humanas. De todas formas, las investigaciones sobre el espíritu o la mente de los animales resultan complejas porque obligan a redefinir la noción de pensamiento, conciencia y lenguaje. Por este motivo, las conclusiones de Joëlle Proust no deben ser interpretadas literalmente, en el estricto sentido humano, sino en un sentido semejante que, en cualquier caso, invita a la reflexión sobre la representación mental que los humanos tenemos de los animales no humanos. Estos descubrimientos deben iluminar los comportamientos humanos sobre los derechos de los animales y contribuir a redefinir nuestras relaciones con las especies llamadas inferiores.

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