Una de las cosas que me gusta de la fotografía de marinas,
es la posibilidad de plasmar con el movimiento del agua, imágenes distintas de
un mismo encuadre. Jugar con cada ola sin saber cual puede ser el resultado y
sorprenderte al comprobar que no hay dos fotos iguales de una misma sesión.
Intentas anticiparte, buscando patrones que se repitan o señales que te
indiquen que debes esperar.
Si le sumas un día agitado, en el mar cantábrico, con el
agua llegándote a la cintura, lloviendo, con fuertes vientos… una mezcla de
desesperación y disfrute sólo apta para los muy fanáticos de esta fascinante
afición.
The coastline is stunning!
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