Los machos de Camachuelo exhiben una intensa tonalidad roja en la zona del
pecho y las mejillas, su cabeza es negra y el dorso gris azulado. Las hembras,
más discretas, presentan un color pardo rosáceo en el pecho y grisáceo en el
dorso. A pesar de su pequeño tamaño tiene un aspecto corpulento y su pico es
corto, fuerte y grueso. Eminentemente arborícola, en la península
sólo cría en los Pirineos y en la cornisa cantábrica. Su hábitat idóneo lo
constituyen los bosques de árboles con hojas densas y abundantes, los lugares
donde abundan los matorrales y las plantaciones frutales. Si bien se
desenvuelve con una gran agilidad entre las ramas (hasta se permiten realizar
pequeñas acrobacias), en tierra se desplaza con torpeza, por lo que son
contadas las ocasiones en que desciende al suelo. Si lo hace, es siempre para beber
o picotear algunos granos. Cuando llega la primavera y en los árboles de hoja
caduca van naciendo los brotes, las bandadas de Camachuelos invaden las
plantaciones e incorporan este alimento a su dieta.
Si bien durante el invierno
la vida de estos pajarillos es ruidosa, al entrar en celo se vuelven discretos
y se amparan entre la vegetación. Los machos jóvenes, ya avanzado el mes de
febrero, comienzan a entonar sus cantos dispuestos a atraer a la hembra. Tras
un largo reclamo llegan al apareamiento. Las parejas, que en muchas ocasiones
son para toda la vida, comienzan a mediados de abril la construcción del nido
en un lugar elegido previamente por el macho. Después de mostrar a la hembra la
ubicación y una vez que ésta considera adecuado el sitio, el macho delega en
ella todas las responsabilidades de la obra, que se inicia, normalmente, en el
interior de un pequeño árbol o entre las ramas de un denso matorral, a un altura comprendida
entre los dos y los cinco metros.
Mientras la hembra acarrea con los materiales
que formarán el nido, su compañero la acompaña sin tomar parte en el trabajo,
dedicándose tan sólo a custodiarla para que no escape con otro macho. La puesta
de huevos se compone de 5 ó 6 huevos pequeños, redondeados y de color azul
pálido con manchas pardas, rojizas, grises o negras. Toda la incubación corre a
cargo de la futura madre. Pasados unos quince días nacen las crías recubiertas
de un largo y espeso plumón de color gris. Ambos miembros de la pareja
alimentan con semillas y algunas orugas a su hambrienta prole. Transcurridas
algo más de dos semanas desde su nacimiento, los polluelos abandonan el nido,
aunque aún dependerán de sus padres para la obtención de alimento, durante diez
días más. En esta etapa crucial, es el macho quien se ocupa de la manutención
de los jóvenes mientras se independizan, ya que la madre se entrega a la
construcción de un nuevo nido que albergará una segunda cría.
What a beautiful shots! Really great!
ResponderEliminarThanks
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